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Categorías
 


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Seguramente pocos términos del acervo filosófico remiten al nombre de un autor de forma tan inmediata y directa como “categorías” nos pone ante el nombre de Aristóteles (384/383–322 a. C.). Acaso ello se deba a que el hilo de la filosofía aristotélica, con mayor o menor espesor, aunque entreverado en otros sistemas, se ha mantenido vigente desde los tiempos del estagirita, atravesando el Medievo y la Edad Moderna, casi sin solución de continuidad, hasta llegar al presente. Los nombres de Plotino, Porfirio, Tomás de Aquino, Guillermo de Ockam, Francisco Suárez, Descartes, Espinosa, Leibniz, Locke, Hume, Feijoo, Kant, Hegel, Russell, Ortega y Gasset, y Gustavo Bueno podrían citarse en cuanto que hitos que verifican la continuidad de esta línea, como se ha dicho tantas veces, en dialéctica con las teoría de las categorías. Se demuestra de paso que las categorías aristotélicas no agotan la teoría sobre las categorías. Las categorías constituyen, pues, una parte nuclear de la filosofía aristotélica, pero también de la historia de la filosofía. El término “categorías” (Κατηγορίαι, Katēgoriai, o περὶ τῶν κατηγορίων, perì tṓn katēgoríōn) se refiere a un conjunto de ideas unívocas de máxima extensión y mínima intensión bajo las cuales caen todas las demás ideas unívocas.

Aristóteles estableció que estas ideas eran diez, a saber: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar (ubi), tiempo (quando), posición (situs), posesión (habitus), acción y pasión. De entre todas, especifica, la sustancia es lo que es en sí y no en otro, y sobre ella recaen las otras nueve categorías, que son consideradas accidentes. La doctrina de las categorías aparece principalmente en el tratado titulado Categorías, en el cual Aristóteles expone la lista de las diez categorías –aunque en los Segundos Analíticos y en la Física esta relación se limita a ocho–, con diversos ejemplos de cada una de ellas, además de un pormenorizado análisis de las categorías de sustancia, cantidad, cualidad, relación, toda vez que el tratamiento del resto requiere menor detalle o aparece intercalado en la exposición de las otras.

Comienza primero Aristóteles considerando la sustancia como aquella entidad que se llama de manera más propia, primaria y preferente, y que ni es dicho de un sujeto ni está en un sujeto, como por ejemplo el hombre individual o el caballo individual. Las sustancias propiamente hablando son las sustancias primeras ya que hacen de sujeto para todas las demás cosas, que serían sustancias segundas. Además, nada hay que pueda ser contrario a ellas; ni admiten el más y el menos. Sin embargo, la sustancia sí es susceptible de recibir los contrarios. En suma, si las sustancias en cuanto que sustancias primeras no existieran, ninguna de las restantes cosas existiría.

La cantidad es la segunda categoría. Puede ser discreta o continua; así mismo, hay cantidad de partes con posición relativa y sin partes. Son cantidad discreta el número y el lenguaje, y continua, la línea, la superficie, el cuerpo, el tiempo y el lugar. Todas estas son cantidades en sentido estricto pero del resto de cosas se dice que son cantidades en sentido accidental; así, por ejemplo, de lo blanco se dice que es mucho como cantidad, pero en virtud solo de la superficie que ocupa. Por lo demás, la cantidad no tiene ningún contrario, así como tampoco admite el mayor y el menor. Ahora bien, es una característica de la cantidad la igualdad y la desigualdad. Se entiende por cualidad, según Aristóteles, “aquello” por lo cual se dice de algunas cosas que se califican de “tales” y “cuales”. Pero la cualidad de las cosas es muy variada: como hábito y como disposición, como capacidad o incapacidad naturales, como efectos cualitativos y como afecciones, y como figura y forma.

La relación nos remite a aquellas cosas de las que se dice algo con respecto a otras cosas, o bien que van referidas a otras cosas, como cuando decimos que una cosa es mayor (o menor) que otra. Están entre los relativos el hábito, la disposición, la percepción, el conocimiento y la posición. Al contrario de la cantidad, por la relación las cosas admiten el más y el menos. Todos los relativos admiten una relación de reciprocidad y son a la vez simultáneos, aunque no lo sean por naturaleza.

Seguidamente, se relacionan las categorías de lugar (ubi) y tiempo (quando). El tiempo y el lugar pueden ser consideradas desde la categoría de la cantidad con relación a la continuidad. La categoría de la posición se refiere a situaciones como estar tendido, de pie o sentado. Respecto a la posesión o hábito se refiere a hábito de algo como estar calzado o portar armadura. Además, la posesión se dice de muchos modos: virtud, conocimiento, estatura, cómo se viste el cuerpo, pertenencias, &c. Tanto la posición (situs) como la posesión (habitus) son consideradas categorías entre los relativos. La acción y la pasión se refieren respectivamente a cuestiones como calentar o enfriar y alegrarse o entristecerse. Por esta razón, advierte Aristóteles, tanto la acción como la pasión, admiten la contrariedad y el más y el menos.

Las categorías han sido interpretadas según planos filosóficos contradistintos en virtud de las diversas corrientes y sistemas. Unas veces, desde un punto de vista epistemológico, otras lo han sido desde perpespetivas ontológicas, y aun desde un punto de vista lingüístico y lógico. En realidad, Aristóteles –pero tampoco Kant– no agota la doctrina de las categorías, lo que es tanto como predicar la diversidad y multiplicidad de doctrinas sobre estas. Por su naturaleza filosófica, hablar de teoría de las categorías no significa nada si no hacemos referencia al sistema filosófico en el que se incluye. “Categoría” tienen que ver con kathegorein que significa “acusar”, en el sentido de acusar a un individuo, aunque por extensión se diga también “predicar” algo de un sujeto. Esto ha dado pie a interpretar las categorías desde una perspectiva lingüística (gramatical).

Ahora bien, las categorías se pueden poner en correspondencia con las operaciones y con los resultados de las operaciones, lo que nos obliga a asociarlas con los objetos y con la verdad y la falsedad, por lo que, ante todo, estarían remitiendo a la realidad –realidad desde la perspectiva de la clasificación y la totalización (Gustavo Bueno, TCC 2, 62). En este sentido, vemos, pues, cómo la cuestión de las categorías atañe a las ciencias en función de la realidad y de la verdad. Asimismo, es necesario tener en cuenta el problema de la génesis y estructura de las categorías aristotélicas atendiendo paralelamente a la involucración entre los conceptos y las ideas.

Esto nos lleva a la consideración de “categoría” como una idea y a la necesidad de encontrar el contexto técnico y práctico (conceptual) precursor de esta idea. Aunque muy a menudo se ha defendido la génesis lingüística de las categorías –universales lingüísticos, “estructura del lenguaje”–, desde las coordenadas materialistas se ha propuesto una interpretación de las categorías en términos de la denominada “hipótesis procesal” mediante la cual se regresa a las operaciones dadas en los juicios procesales, es decir, se trataría de derivar las categorías de las operaciones atinentes al juicio “como proceso que el juez o el tribunal instruye al acusado” (Gustavo Bueno, TCC 2, 75). Así, según Gustavo Bueno, el interrogatorio que se realiza en el juicio estaría en su génesis:

«Las preguntas tendrán que ser de este tenor: (1) ¿Quién eres y cómo te llamas? –como individuo de una clase o grupo definido–: sustancia. (2) ¿Cuántos años tienes, cuánto pesas, cuánto mides?: cantidad. (3) ¿Cuál es la disposición de tu carácter –envidia, odio, violencia– en función de lo que se te acusa?: cualidad. (4) ¿A qué distancia estabas de la víctima, qué parentesco o vecindad tenías con ella?: relación. (5) ¿Dónde estabas en el momento del delito?: lugar (ubi). (6) ¿En qué momento del día o del año?: cuando. (7) ¿En qué situación te encontrabas (de pie, echado, &c.)?: situs. (8) ¿Actuaste por tu mano?: acción. (9) ¿Qué te hizo a tí la víctima? [se estaría considerando la acción como si fuese una reacción]: pasión (10) ¿Cómo ibas vestido?: hábito. Precisamente es esta categoría de hábito la que podría, por sí sola, ponernos sobre la pista de la génesis procesal de la tabla aristotélica» (Gustavo Bueno, TCC 2, 75-76).

Consecuentemente las categorías aristotélicas nos remiten al mundo fenoménico –sin que esto signifique que todas las categorías deban aplicarse a todo–. Finalmente, la idea de categoría desborda el contexto procesal de suerte que la reducción descendente se convierte ahora en una reducción ascendente o absorción incorporando en su propia estructura a los componentes procesales de los que habría partido.

Marcelino Javier Suárez Ardura

Porfirio  ❦  Predicables  ❦  Aristóteles  ❦  Isagoge

Categorías / Conceptos / Ideas (Diccionario filosófico)
Doctrina de las categorías (desde la perspectiva del materialismo filosófico)
Categorías (Diccionario soviético de filosofía)
→ J. M. Fernández Cepedal, Categoría (Diccionario de filosofía contemporánea)
→ Zeferino González, Las categorías y los universales (Filosofía elemental)