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Asociaciones & Sociedades

Sociedad Mexicana de Filosofía

Emblema de la Revista Mexicana de Filosofía 1958 La Sociedad Mexicana de Filosofía se constituye en 1953 y fue presidida mientras vivió por José Vasconcelos (1882-1959; quien también presidía desde 1950 la Asociación Fray Alonso de la Vera Cruz). La Sociedad Mexicana de Filosofía queda afiliada a la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía el 21 de julio de 1957, organización a la que sigue perteneciendo sesenta años después, aunque ya sin la representación exclusiva de México, pues también la Asociación Filosófica de México esta federada a ese tentáculo de la unesco.

Fue Eusebio Castro Barrera (1914-2000) quien supo ver la conveniencia de que se formase esta sociedad para que México pudiera tener representación en la FISP, y quien supo dar con prudencia los pasos necesarios para alcanzar su constitución. Cofundador que había sido de la Mesa Redonda de Filosofía, “fundada en 1945 por alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México”, de la que fue secretario desde 1948 hasta junio de 1953 (en que tuvo que abandonar el cargo tras una asamblea tormentosa donde le atacaron “kantianos y marxistas”, en una trama orquestada desde la última fila por “el Lic. Guillermo Héctor Rodríguez, quien no era socio, pero que con su presencia influía y dirigía al grupo”), treinta y seis años después Eugenio Castro, ya jubilado como profesor pero Vice-Presidente de la Sociedad Mexicana de Filosofía, dejó por escrito su autorizada y documentada versión de aquel proceso.

[La Sociedad Mexicana de Filosofía ya utiliza el lema “Coordino mente, sentimiento y acción”, en su papel timbrado y en su sello, al menos en febrero de 1956 (facsímil del documento que ofrece Eusebio Castro en la página 188 de Vida y trama filosófica en la UNAM). Como la Revista Mexicana de Filosofía no se concibe hasta 1958, hay cierto desajuste en el recuerdo de Eusebio Castro sobre la génesis de la frase: «Consecuente, Vasconcelos, cuando le pedí una frase o lema para el primer número de la Revista Mexicana de Filosofía, acuñó la siguiente: “Coordino mente, sentimiento y acción”» (página 37); «Estando próximo a publicarse el primer número de la Revista Mexicana de Filosofía, órgano de la Sociedad Mexicana de Filosofía en 1957, por teléfono pedí a Vasconcelos un lema o frase para la fundación de la Revista. –Déjeme consultarlo esta noche con la almohada y mañana se lo doy, contestó. Y al día siguiente la dio: “Coordino mente, sentimiento y acción”; estando este lema de acuerdo con otro aspecto o método de su filosofía: la síntesis, la relación de los heterogéneos, la coordinación de los conjuntos.» (página 52).]

Historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía (Ab ovo)

Poco después, en Septiembre de 1953 se celebraría en Bélgica, el XII Congreso Internacional de filosofía para el cual había recibido invitación del doctor Ch. Perelman, Secretario de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía. Siendo todavía Secretario de la Mesa Redonda de Filosofía, en papel membretado de la Mesa Redonda, agradecí la invitación, sugiriendo al mismo tiempo que México podría ser la sede de un Congreso. ¿Una pica en Flandes?

Se contestó que se esperaba la solicitud de una sociedad representativa nacional. Esta respuesta fue dada por el Dr. Perelman.

Por esta respuesta, y por el hecho de que ya no era yo el Secretario de la Mesa Redonda, que además ya estaba dividida y en parte inoperante, me vino a la mente fundar la requerida sociedad representativa nacional. Como dije en páginas anteriores, surgió en mi mente un congreso en función de una sociedad, y una sociedad en función del congreso. Y me propuse dar manos a la obra.

Pero: ¿quién, por derecho, con renombre y aceptación nacional e internacional, presidiría tal sociedad?

Había filósofos muy destacados en la Facultad y que querrían arrogarse el derecho de dicha representación, por argumentos filosóficos y por tramas extrafilosóficas, pero no podían exhibir la personalidad única, polifacética, que describí en la pág. 34 y siguientes: Quién fue José Vasconcelos. Daba la casualidad de que en Enero y Febrero de ese año de 1953, en las Conversaciones Filosóficas de la Habana en las cuales se trató el tema de si hay una filosofía de América, Francovich, filósofo boliviano dijo: ¡Pero si aquí tenemos entre nosotros al Maestro de América, autor del Monismo estético!… Y se tributó un aplauso a Vasconcelos. (En el cap. X trataré lo de la Filosofía de América).

Mi conclusión: la única persona que podía presidir y ser la piedra fundamental de la Sociedad Mexicana de Filosofía, era: ¡José Vasconcelos!

En marcha

Años atrás había tenido algunos contactos y diálogos amistosos y filosóficos con Vasconcelos: mi participación en aquella mesa redonda en donde nuestro Ulises Criollo presentó la ponencia sobre su Raza Cósmica; su colaboración en LOGOS y en otros actos de la Mesa Redonda; su presencia en actos culturales y filosóficos de la Sociedad personista que tuve la ocurrencia de fundar en 1950; &c. &c.

Fui a la Biblioteca México al frente de la cual estaba el Maestro de América. Me anuncié con su secretaria. Inmediatamente me recibió. Después de los saludos le dije: Licenciado, es el momento de fundar la Sociedad Mexicana de Filosofía.

–¿Por qué lo cree usted así?

Le revelé lo relativo a un futuro Congreso; lo acaecido en la Mesa Redonda, &c., &c.

Respuesta de Vasconcelos: –Véame usted pasado mañana, doctor Castro.

Asistí puntual a la cita y su secretaria, al verme, dijo: –Pase usted inmediatamente, doctor Castro. El Licenciado le está esperando.

Después del saludo le dije: –¿Qué ha pensado sobre lo que le propuse, Licenciado?

Respuesta inmediata y tajante de Vasconcelos: –Estoy a su disposición, doctor Castro. ¡Hágala! Y añadió: ¿Cuánto tiempo necesita?

–Aquí traigo formulados los estatutos y reglamentos; también he formulado una Junta Organizadora para darle más forma y contextura. En dos días distribuyo las invitaciones a los principales filósofos y en cinco días llevaremos a cabo la Asamblea constitutiva.

Vasconcelos firmó el citatorio en el que aparecían los nombres de la Junta Organizadora en el orden siguiente: J. Vasconcelos, Eusebio Castro, Oswaldo Robles, Adolfo Menéndez Samará, Eduardo García Maynez, Francisco Larroyo y Samuel Ramos. Yo firmé y dije: el día 5 de este mes de Octubre de 1953 será la Asamblea Constitutiva. Y me despedí.

Ahora viene el problema, pensé. ¿Por quién empiezo para las demás firmas?… ¿Por Larroyo? No…!!

Visité al doctor Oswaldo Robles. ¿Con el Maestro Vasconcelos? Sin duda alguna, colega Castro. Y Robles firmó.

La respuesta de Adolfo Menéndez Samará fue igualmente afirmativa. Y ahora, ¿a quién? pensé. Visité al doctor Eduardo García Maynez, quien leyó, pensó un poco, y me dijo: ¿con Don Pepe Vasconcelos? Claro que sí. Y firmó. Pensé que con estas firmas las demás tendrían que venir. Samuel Ramos leyó el citatorio, vio las firmas, nada dijo… y firmó.

¿Se opondría Larroyo? Es imposible, pensé. Al visitarlo, se mostró un tanto reservado y escurridizo; pero firmó.

El segundo paso fue repartir las invitaciones para la Asamblea constitutiva entre los filósofos más importantes de aquella época, evitando a quienes podrían ser conflictivos y sabotear la fundación. Hablando con Guillermo Héctor Rodríguez y recordando su aún fresco comportamiento y el de sus seguidores neokantianos en la Asamblea de la Mesa Redonda, con cortesía no exenta de cierta ironía, le expresé que el acto era de gran trascendencia, con intervención de filósofos destacados y serios como él; y por lo mismo se esperaba que fuera él sólo, sin grupo de ataque. Le resalté la presencia de Vasconcelos, de quien, por cierto, el mismo Rodríguez dijo: últimamente ha tenido cambios en cuanto a ideología, pero tiene rasgos y actitudes de gran hombre.

Me entrevisté con el doctor José Luis Curiel, quien, con mucho entusiasmo, me pidió lo incluyera en la citada Junta Organizadora. Ante su insistencia dije: Bien; firme usted y después escribiré su nombre con mi máquina de escribir.

Este fue el principio de la carrera que el doctor Curiel emprendería dentro de los acontecimientos de la Sociedad Mexicana de Filosofía, especialmente a la muerte de Vasconcelos ocurrida el 30 de Junio de 1959; acontecimientos que posteriormente narraré.

Citatorio para la Asamblea constitutiva

Sr. Dr. Francisco Larroyo. Presente.

Muy estimado señor,

La JUNTA ORGANIZADORA DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE FILOSOFIA, considerando:

a) Que México necesita en la actualidad un organismo que comprenda todas las personas representativas de la Filosofía en México y a todas aquellas personan que, sin distinción de escuela, se dedican a la Filosofía;

b) Que este organismo es necesario pera que México cuente con una representación ante las sociedades, organismos y reuniones filosóficas del mundo;

c) Que este organismo es necesario para impulsar, de manera conjunta, permanente y efectiva, las investigaciones, publicaciones y avances nacionales de la Filosofía, cree oportuno y conveniente la constitución de la Sociedad Mexicana de Filosofía, y para realizarla hace a Ud. atenta invitación para el día 5 de Octubre de 1953, a las 19 hs., en la Dirección de la Biblioteca México (Plaza de la Ciudadela, 6).

Lic. José Vasconcelos.
Dr. Eusebio Castro.
Dr. Oswaldo Robles.
Dr. Eduardo García Maynez.
Dr. Adolfo Menéndez Samará.
Dr. Francisco Larroyo.
Dr. José Luis Curiel.
Dr. Samuel Ramos.
 

Gaos ante la fundación de la SMdeF

La víspera de la Asamblea para fundar la Sociedad Mexicana de Filosofía, paseaba por los corredores de la Facultad de Filosofía cuando cierta persona me dijo: –El doctor Gaos desea hablar con Usted, doctor Castro; está en el salón tal.

Allá me dirigí. Mientras tanto, iba pensando: ¿Cuál sería la intención y el pensamiento de Gaos? ¿Creerá que lo acontecido en la Mesa Redonda contra él, fue obra o sugerencia mía? Recordé también que cuando tenía sesiones personales con él llevándole exposiciones, síntesis o críticas de Brentano, Dilthey, Scheler, Husserl…, cierta ocasión, y con alguna brusquedad me dijo: –¡ya nada bueno saldrá de esto! Por mi parte no volví… Pero pocos días después al encontrarnos me dijo: –Le he estado esperando, Castro.

–Maestro Gaos: Le vi molesto, le agradezco sus atenciones, pero prefiero ya no seguir…

¿Procedimientos o tramas psicológicas de Gaos? Y ahora iba a estar nuevamente frente a Gaos. Y seguramente que tocaría el asunto de la Sociedad por fundar…

En el salón estaba él sólo.

–He recibido, dijo, la invitación para fundar una sociedad de filosofía, pero…

Y Gaos me presentó una lista de argumentos con el fin de disuadirme de llevar al cabo tal fundación.

–Ya hay muchas sociedades; para qué otra más…

–Se necesita una que comprenda a los más destacados filósofos… dije.

–¿Por qué no lo hace dentro del Centro de Estudios Filosóficos, Castro?

–El Centro es un organismo interno, particular, de la Universidad, y se necesita una sociedad representativa nacional, doctor Gaos…

–Usted pudo manejar a los de la Mesa Redonda, pero los miembros de la sociedad que usted proyecta fundar serían mayores, y no creo que usted pueda manejarlos… Castro.

Y por ahí iban otros razonamientos; y mientras tanto observaba; contenía su disgusto y tensión, in crescendo…

Por fin me levanté del asiento diciendo: –Doctor Gaos, lo siento; pero la sociedad se fundará, y usted como personalidad muy destacada está especialmente invitado. Y dejándolo solo, salí del salón. Y mientras, pensaba para mis adentros: ¿Qué actitud tomará Gaos ante el hecho consumado de la fundación de la Sociedad Mexicana de Filosofía, la cual, sin duda, presidirá José Vasconcelos? Su estado de ánimo que visiblemente afloró en nuestro encuentro y diálogo, su "soberbia" filosófica y personal, ¿qué cauces, que decisiones y qué acciones tomaría? Porque Gaos, aparte su personalidad, tenía influencias, poder, grupo y podía polarizar los intereses "filosóficos" de otros más. He ahí la clave!…

Alea jacta est, me dije…

Asamblea constitutiva de la Sociedad Mexicana de Filosofía

Con gran suspenso acudí el día siguiente, 5 de Octubre de 1953, a la Biblioteca México para la Asamblea. Nada de lo acontecido con Gaos comuniqué a Vasconcelos ni a nadie.

Y fueron llegando los filósofos: José Vasconcelos, Oswaldo Robles, José Sánchez Villaseñor, Adolfo Menéndez Samará, José Romano Muñoz, José Luís Curiel, Eduardo Nicol (pero no Gaos), Guillermo Héctor Rodríguez, quien no resistió la tentación de llevar un acompañante, una persona de edad quien le ayudaba para las traducciones del alemán, socio neokantiano de la Mesa Redonda de Filosofía, el cual ocupó el último asiento; y llegaron otros más. Algunos de los invitados enviaron su adhesión, por escrito.

Y empezó la orden del día. Leí la convocatoria, los estatutos y, después de comentarios y observaciones, pedí se pasara a la elección del Presidente. Alguien propuso a Vasconcelos. Como era lógico, evidente, Vasconcelos era la persona adecuada. Hubo aprobación general. Para esto, el doctor Robles preguntó: –Doctor Castro: ¿Qué, esta persona (se refería al acompañante del Lic. Guillermo Héctor Rodríguez) ha sido invitada? –No ha sido invitada, respondí. Silencio…

–Pasemos a la elección de Vice-Presidente, expresé.

De inmediato, con voz muy firme, José Romano Muñoz dijo: –Que sea Nicol, que sea Nicol!!… (En mis adentros pensé: ¿Qué dirá y hará Gaos?). Y por unanimidad Nicol fue elegido Vice-Presidente.

Intervine: –Ahora pasemos a la elección del Secretario.

Nuevamente Romano Muñoz: –Que sea… (Aquí pongo una X al nombre dado por Romano Muñoz)… Expectación…

Nuevamente Robles, dirigiéndose a mí: –Doctor Castro: ¿Esa persona ha sido invitada?

–Ni invitada, ni está presente, respondí… Silencio momentáneo… Menéndez Samará rompe aquél compás de espera diciendo: –¡Que sea el doctor Castro!…

Vasconcelos, que estaba a la expectativa, llevándose la mano a la frente, como era su característica meditativa, dijo: –¡Ah! Si el doctor Castro ha hecho todo esto, ¡que él sea el Secretario! (¡Sutilezas "filosóficas" desde muchos ángulos!).

Agradecí la designación prometiendo trabajar con dedicación. Siguió la elección de Tesorero. Robles propuso a Alfonso Zahar, y fue aceptado. Propuse a Menéndez Samará como director de la Revista y de publicaciones, y fue aceptado sin más. A propuesta de Robles se formó un cuerpo de Vice-Presidentes asociados, a manera de Senado asesor de la directiva: Oswaldo Robles, Eduardo García Maynez, Adolfo Menéndez Samará, Samuel Ramos, Francisco Larroyo, Fidel Chauvet, José Sánchez Villaseñor, Adalberto García de Mendoza, Miguel Angel Cevallos, José Gallegos Rocafull, Guillermo Héctor Rodríguez, José Gaos, José Romano Muñoz, José Luis Curiel, Edmundo O'Gorman y Leopoldo Zea.

Posteriormente firmarían el acta y con calidad de fundadores: Elena Orozco, Daniel Márquez, Leopoldo Baeza, Emilio Uranga, Ramón Xirau, Juan Manuel Terán, Ana Mass de Serrano, Paula Gómez Alonso, Miguel Manzur Kuri, Jesús Guiza y Acevedo, Gregorio López, Ismael Diego Pérez, y otros más; todos pertenecientes a las Universidades de la ciudad de México, o sea, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, &c.

Dos filósofos de la Provincia

Vino una excepción. Posteriormente Vasconcelos me dijo: –En Monterrey hay un joven filósofo muy inteligente que se llama Agustín Basave y Fernandez del Valle. Invítelo a firmar el acta de fundación. Srta Morales (su secretaria), dé usted al doctor Castro la dirección del doctor Agustín Basave.

Escribí a Basave haciéndole la invitación.

Presento su contestación:

Sr. Dr. Dn. Eusebio Castro
Secretario de la Soc. Mexicana de Filosofía
Plaza de la Ciudadela, 5
México, D. F.

Muy distinguido y fino amigo:

Con gran gusto de mi parte recibí su atenta comunicación en la que me manifiesta que he sido agregado a la lista de Miembros Fundadores de la Sociedad Mexicana de Filosofía. Agradezco profundamente esta honrosa distinción de que he sido objeto, y procuraré ser digno de ella. Tomo nota de que tengo que firmar el Libro de Actas respectivo, y así me propongo hacerlo en mi próximo viaje a México.

Téngame Ud., se lo ruego, como su adicto amigo atento y S. S.

Dr. Agustín Basave Fernández del Valle

El doctor Basave llegaría a ser uno de los Vice-Presidentes actuales de la Sociedad –puesto compartido conmigo– y además, en este año, representante en la Federación Internacional. Algo parecido sucedió con el profesor Librado Basilio, difusor literario y filosófico en Jalapa, a quien, por conocerlo de muchos años atrás y previa la aprobación de Vasconcelos, incluí en el acta de fundación.

Acta protocolizada

El siguiente paso fue protocolizar el Acta de Fundación ante notario público; acta que firmó Vasconcelos como Presidente y yo como Secretario de la S. M. de F. Esta acta me la entregó Vasconcelos días antes de morir el 30 de Junio de 1959. Con gran celo y satisfacción conservo el Acta y la presento [página 178 y lámina V] por ser un documento histórico jurídico básico de la Sociedad Mexicana de Filosofía.

Reencuentro con Gaos

Días después de la fundación de la Sociedad Mexicana de Filosofía me encontraba cerca de la Dirección de la Facultad de Filosofía contemplando la concurrencia situada en el patio central cuando a mi lado oí una voz: –¿Cómo le va, Castro?

¡Era Don José Gaos! –Buenas tardes, doctor Gaos, respondí.

–Qué me cuenta de nuevo, Castro.

–Pues… que se fundó la Sociedad.

–¿Y, quienes están ahí?

–Está como Presidente José Vasconcelos; Eduardo Nicol como Vice-Presidente; yo como Secretario, y… etc. Y usted, doctor Gaos como Vice-Presidente asociado…

–Bueno… Si todos están ahí…, qué remedio… Adiós, Castro. –Adiós, Maestro Gaos…

En realidad, percibí que Gaos aparentó suavizar su "soberbia" filosófica y psicológica personal. Y estaba también de por medio la competencia y disentimientos entre Gaos y Nicol. El resultado y efecto explosivo vendría después…

(Eusebio Castro, Vida y trama filosófica en la UNAM, México 1989, páginas 170-179.)

Sociedad Mexicana de Filosofía

En la Biblioteca México que dirige el licenciado José Vasconcelos se reunió un grupo de los más destacados filósofos mexicanos para dar los primeros pasos que los llevarán a establecer en México, de una manera oficial y nacional la Sociedad Mexicana de Filosofía.

Fueron designados como presidente el Lic. Vasconcelos, vicepresidente el doctor Eduardo Nicol y secretario el doctor Eusebio Castro y en calidad de senado los siguientes filósofos: doctor Oswaldo Robles, doctor Eduardo García Máynez, doctor Adolfo Menéndez Samará, doctor Samuel Ramos, doctor Guillermo Héctor Rodríguez, doctor Francisco Larroyo, doctor José Gaos, doctor José Gallegos Rocafull, doctor José Romano Muñoz, doctor José Sánchez Villaseñor, doctor José Luis Curiel, doctor Edmundo O'Gorman y doctor Fidel Chauvet.

De acuerdo con su estatutos, esta sociedad se propone fundar una revista, establecer secciones de metafísica, lógica, ética, psicología, historia de la filosofía y antropología, organizar sesiones ordinarias y extraordinarias, sesiones de mesa redonda, conferencias y cursos breves. En artículo especial se designa como la única que tendrá representación nacional para congresos de filosofía nacionales o extranjeros. En fecha próxima, la naciente sociedad iniciará sus actividades con un acto público solemne.

(La Nación [órgano del PAN] nº 627, México DF, 18 octubre 1953, pág. 18.)

Miembros fundadores de la Sociedad Mexicana de Filosofía en 1953

nombre
 
α
 
ω
 
cargo
 
José Vasconcelos Calderón18821959Presidente
Eduardo Nicol Franciscá19071990Vicepresidente
Eusebio Castro Barrera19142000Secretario
Alfonso Zahar Vergara  Tesorero
Oswaldo Robles Ochoa19041969Vicepresidente asociado
Eduardo García Maynez19081993Vicepresidente asociado
Adolfo Menéndez Samará19081954Vicepresidente asociado
Samuel Ramos Magaña18971959Vicepresidente asociado
Guillermo Héctor Rodríguez19101988Vicepresidente asociado
Francisco Larroyo (Luna Arroyo)19081981Vicepresidente asociado
José Gaos González-Pola19001969Vicepresidente asociado
José Manuel Gallegos Rocafull18951963Vicepresidente asociado
José Romano Muñoz18901967Vicepresidente asociado
José Sánchez Villaseñor19111961Vicepresidente asociado
José Luis Curiel Benfield19161994Vicepresidente asociado
Edmundo O'Gorman O'Gorman19061995Vicepresidente asociado
Fidel de Jesús Chauvet19081983Vicepresidente asociado
Adalberto García de Mendoza19001963Vicepresidente asociado
Miguel Angel Cevallos18961973Vicepresidente asociado
Leopoldo Zea Aguilar19122004Vicepresidente asociado
Elena Orozco Sánchez  Fundador
Daniel Márquez Muro  Fundador
Leopoldo Baeza Aceves19141969Fundador
Emilio Uranga González Andrade19211988Fundador
Ramón Xirau Subías1924  Fundador
Juan Manuel Terán Mata19171992Fundador
Ana Mass de Serrano  Fundador
Paula Gómez Alonso18961972Fundador
Miguel Mansur Kuri19281993Fundador
Jesús Guisa y Azevedo18991986Fundador
Gregorio López López1920  Fundador
Ismael Diego Pérez 1971Fundador
Agustín Basave y Fernandez del Valle19232005Fundador
Librado Basilio Juárez19181994Fundador
Bernabé Navarro Barajas19231995Fundador

(Elaborado por el CDF a partir de los nombres mencionados por Eusebio Castro.)

Historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía

Inauguración

La inauguración de actividades de la Sociedad tuvo lugar en el aula José Martí de la Facultad de Filosofía y Letras el 29 de Octubre de 1953. Se reproduce la invitación:

La Sociedad Mexicana de Filosofía

Tiene el honor de invitar a Ud. A la solemne inauguración de actividades que se realizará en el Aula “Martí” de la Facultad de Filosofía y Letras (Ribera de San Cosme 71), el día 29 a las 20 hrs.

México, D. F., octubre de 1953

El Presidente: Dr. José Vasconcelos
El Secretario: Dr. Eusebio Castro

Programa

  1. Lectura del Acta de Fundación de la Sociedad Mexicana de Filosofía.
  2. Ponencia del Dr. Adolfo Menéndez Samará Vice-Presidente Asociado: Existencia individual y Coexistencia.
  3. Repartición de diplomas a los socios fundadores, por el Dr. Nabor Carrillo, Rector de la UNAM, y por el Presidente de la SMF, Dr. José Vasconcelos.
  4. Solemne declaratoria de la fundación por el Dr. José Vasconcelos.

(*) Después de la exposición seguirá un diálogo entre el ponente y otros socios de la SMF.

(Eusebio Castro, Vida y trama filosófica en la UNAM, México 1989, página 179.)

La Sociedad Mexicana de Filosofía

El jueves 29 de octubre tuvo lugar en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM la inauguración de actividades de la Sociedad Mexicana de Filosofía y Letras que ha sido fundada recientemente para agrupar a los filósofos mexicanos dentro de un organismo representativo.

Después de que el secretario de la sociedad, doctor Eusebio Castro dio lectura al acta de fundación de dicha institución, fue presentada por el doctor Adolfo Menéndez Samará la ponencia sobre «Existencia Individual y Coexistencia», y en la que estudió el problema del todo y de sus partes según la fenomenología de Husserl. Analizó las nociones de objeto, de partes, de contingencia y del «todo total» dentro del cual coexisten todas las partes. Luego dedujo que el principio ontológico de todos los principios es el de coexistencia o relación, y que si bien la esencia del objeto no implica su existencia, el todo absoluto es aquel cuya existencia se sigue de su concepto en virtud de la ley de identidad.

Al terminar el doctor Menéndez Samará de exponer su ponencia, fueron varias las objeciones presentadas a la misma. Así, el doctor José Luis Curiel sugirió que tales conclusiones podrían conducir al panteísmo. A esto el ponente replicó que tal objeción le preocupaba porque se refería al «problema» de Dios que él no podía resolver bajo una fe, sino bajo una razón, habiendo a este respecto citado la prueba de la Existencia de Dios de San Anselmo, que él juzga la única aceptable.

Ampliando su tesis, el doctor Menéndez Samará indicó que «si concebimos la realidad en su totalidad, encontramos un “no objeto”, el que no tiene contingencias; el concepto de totalidad absoluta de todas las coexistencias no puede tener contingencias, ni disminución ni aumento de su ser. Pero estas nociones se apartan del panteísmo porque las partes no participan de las características esenciales del todo. Y confirmó con esto que, en el fondo, se planteaba la prueba de la existencia de Dios».

También intervinieron en la discusión los doctores Bernabé Navarro, Oswaldo Robles y José Romano Muñoz. El primero para interpretar según la filosofía escolástica los conceptos fenomenológicos de Menéndez Samará; el segundo para precisar las nociones de «todo» según Aristóteles y el tercero para hacer una distinción fundamental entre la ponencia de Menéndez Samará que sólo se refería a un problema ontológico y las pruebas de la existencia de Dios, que según el son cosa aparte.

Al terminar las discusiones, el doctor José Vasconcelos, que presidía la sesión, pronunció unas breves palabras con las que declaró fundada la Sociedad Mexicana de Filosofía la cual es el esfuerzo de un grupo de filósofos que consideraron oportuno agrupar el pensamiento nacional bajo esta denominación de filosofía. Añadió que su concepto de filosofía abarca más que las discusiones técnicas y por tal motivo convendría reunir en esta sociedad a los representantes de la cultura nacional, a fin de que presenten diversos ensayos del conocimiento en su totalidad a fin de descubrir las grandes cuestiones que actualmente preocupan a los intelectuales mexicanos.

(La Nación [órgano del PAN] nº 630, México DF, 8 noviembre 1953, pág. 17.)

«Mexique. Fondation de la Sociedad de Filosofía en México, sous la direction de M. José Vasconcelos. Membres fondateurs: MM. Oswaldo Robles, Eduardo Nicol, José Romano Muñoz, Guillermo Héctor Rodríguez, Adolfo Menéndez Samará, José Sánchez Villaseñor, Adalberto García de Mendoza, José Luis Curiel, Miguel Angel Cevallos, Eusebio Castro.» (Les Études philosophiques, PUF, París, octubre/diciembre 1954, año 9, nº 4, pág. 506.)

Historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía

La SMdeF se afilia a la FISF

Las actividades de la Sociedad se desarrollaron con normalidad durante los tres primero años: conferencias; relaciones con sociedades e instituciones nacionales y del extranjero; un homenaje a Emeterio Valverde y Tellez, iniciador de la Historia de la filosofía en México. Este homenaje se llevó a cabo en Villa del Carbón, Edo de México, lugar de nacimiento de Valverde, a donde asistió el Lic. Eduardo García Maynez y representantes de otras sociedades científicas y culturales de la Capital. Pero como acontecimiento de trascendencia fue la visita de Víctor Penna, de la O. E. A. a la Biblioteca México, sede de la Sociedad Mexicana de Filosofía, estando presentes algunos miembros de la directiva, encabezados, naturalmente, por Vasconcelos. Ahí se decidió la afiliación de la Sociedad a la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía. Presentó la carta de Víctor Penna dando testimonio de la afiliación, así como la circular de Vasconcelos.

united nations educational, scientific and cultural organization
organisation des nations unies pour l'éducation la science et la culture
organizacion de las naciones unidas para la educacion, la ciencia y la cultura

hav/phe/13,070

centro regional en el hemisferio occidental
calle 5 nº 306. vedado - habana

La Habana, 12 de enero de 1956

Dr. Eusebio Castro,
Secretario de la
Sociedad Mexicana de Filosofía
Plaza de la Ciudadela 6,
México, D. F.

De mi consideración:

Tengo el agrado de dirigirme a Ud. con al objeto de anunciarle el envío de un ejemplar del Informe Final del Coloquio sobre la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía que organizó la Sociedad Cubana de Filosofía con la cooperación de este Centro Regional.

Como Ud. puede observar en el documento de referencia, el objetivo del Coloquio fue analizar la obra que lleva a cabo la Federación Internacional a la cual está afiliada la Sociedad Cubana de Filosofía y esa Sociedad Mexicana de Filosofía y determinar los caminos más adecuados para una colaboración más efectiva. La Sociedad Cubana de Filosofía está introduciendo las modificaciones necesarias en su estructura para ajustar su labor a lo recomendado por el Coloquio que nos ocupa. Sobre la luz de estos resultados, me permito sugerir a Ud. la conveniencia de llevar a cabo en su país una Mesa Redonda organizada por esa Sociedad Mexicana de Filosofía a fin de estudiar los resultados del Coloquio de La Habana y agregar a los mismos las experiencias propias de la actividad filosófica de su país.

Carlos Víctor Penna

Nueva tormenta

Al parecer todo iba viento en popa para la Sociedad Mexicana de Filosofía y para Eusebio Castro, el Secretario. Así fue hasta el tercer año en que cité para renovar, elegir o reelegir a la Directiva, conforme a los reglamentos. Pero en los últimos meses anteriores hubo disentimientos, a veces tensos, entre Nicol y el Secretario, entre Nicol y Vasconcelos. Con esta situación, dos días antes de la elección Vasconcelos me preguntó: –¿Quién piensa usted que podría ser propuesto como Vice-Presidente en lugar de Nicol? Curiel es activo y un tanto versátil. –Veremos como lo hace y según eso podríamos mantenerlo en el cargo, respondí.

–Está bien, dijo Vasconcelos. Háblele a Curiel por teléfono y dígale también que se comunique con Romano Muñoz. (Romano Muñoz era por entonces director del Instituto de Investigaciones Científicas de la Secretaría de Educación, y se mostraba muy adicto a Vasconcelos). Llamé a Curiel y le recomendé que hablara también con Vasconcelos, para su candidatura a Vice-Presidente…

Vino la elección. Por unanimidad se reeligió a Vasconcelos para Presidente. A Curiel, como Vice-Presidente, y se me reeligió como Secretario.

–Ahora vamos a mover más a la Sociedad, me dijo Vasconcelos. Pero… tiempo después Vasconcelos tomó una extraña actitud hacia mi persona; llegó inclusive a expresarme desacuerdos, ironías que más tarde, según él mismo me reveló, fueron provocadas por intrigas de personas tanto de dentro como de fuera de la Sociedad: que si yo quería suplantar a Vasconcelos, también en filosofía; que si yo tramaba con sus adversarios… ¡Todo absurdo y falso! Y la TORMENTA se presentó.

Un día, muy de mañana, su secretaria me llamó por teléfono diciendo que Vasconcelos quería hablar conmigo a las 11 h. Llegué minutos después. Estaban con Vasconcelos, Romano Muñoz, Curiel, Rodríguez y no sé quien más. De inmediato, Vasconcelos me espetó: –¿Por qué llega usted tarde?

Y siguió hablando para concluir: –¡Renuncie!

Todos en silencio y a la expectativa, con su mirada puesta en mi persona. Todo tenso, respondí: –Si hice algo mal, que se me instruya un juicio; creo que la Sociedad es una organización seria…

Lo que expresé fue como echarle más leña a la hoguera.

–Lo que usted pretende es que se haga un escándalo público, replicó Vasconcelos.

Nadie intervenía, nadie hablaba. Comprendí el mar de fondo. –Está bien, dije. Ahí está la renuncia. Pero seguiré como socio vigilando a la Sociedad. Al decir esto, noté que Vasconcelos entraba en calma, inclusive esbozó una sonrisa y fue a hablar por teléfono. Mientras tanto Rodríguez me dijo: –¡Esta renuncia le honra, colega!… Otra cosa más agregó Romano Muñoz; y Curiel… a la expectativa. Me limité a comentarles: –Por mi iniciativa se fundó la Sociedad, Vasconcelos es el principal fundador y Presidente y todos participamos de un nuevo e importante foro filosófico nacional e internacional… ¿Qué mal hice? Y me salí.

Al parecer, mi renuncia fue la condición para que algunos descontentos dijeran: ahora, tutti contenti; y para que, con motivo de su cumpleaños dieran a Vasconcelos un banquete al que, entre otros, asistieran: José Gaos, (pero no Nicol), Larroyo, Romano Muñoz, Curiel, Zea, Azuela, Gallegos Rocafull, y muchos más. Alguien preguntó a Gaos: –¿Y Castro, doctor Gaos?

–Aun no estoy satisfecho, respondió Gaos.

Naturalmente, todo lo acontecido armó revuelo en la Universidad y en el ambiente general.

Durante el año de 1956 me aparté de la Sociedad, año en que fui objeto de otros ataques e intrigas bien orquestadas surgidas en varias escuelas e instituciones.

Pero la trama empezó a aclararse y a desenredarse…

En 1957, estando en el Congreso Interamericano de Filosofía en Washington, y por intermediación de Agustín Basave, me encontré con Vasconcelos y sus nietas en la Biblioteca oficial, en donde daban una recepción a Vasconcelos. Para mi sorpresa, Vasconcelos, como si nada hubiera sucedido entre ambos y en el seno de la Sociedad, me saludó con naturalidad y afabilidad. Ya de vuelta en la ciudad de México, Curiel me llamó por teléfono para decirme que Vasconcelos me invitaba a comer con otros socios en un restaurant.

Reencuentro con la Sociedad

Fue otra sorpresa. Ahí estaban Romano Muñoz, Curiel, Baeza y Aceves, puesto en la Secretaría por Curiel, su amigo; y otros más. En ese convivio Vasconcelos daba rienda suelta a su ágil conversación, interesante, irónica y festiva. Se hablaba de todo, menos de filosofía: que si el Lic. López Mateos, quien fue orador en la campaña vasconcelista de 1929, sería el candidato a la Presidencia; que si el ministro tal, por dar muestras de despilfarrador y acelerado, no convenía para gobernamos, &c. &c.

Y ya todos estaban levantándose de la mesa cuando Vasconcelos, llevándose la mano a la frente, dijo: –Pero, ¿a qué venimos? Y dirigiéndose a mí: –doctor Castro, usted proyectaba sacar una Revista de la Sociedad; ¡hágala!...

Algunos intentaron decir algo… pero Vasconcelos añadió: –¿En cuanto tiempo la saca a la publicidad?

–En tres meses, respondí.

–A ver, doctor Curiel; de usted un cheque al doctor Castro.

Curiel sacó la chequera y me dio la cantidad que le pedí. Y todos nos despedimos.

Y por lo tanto así salió a la luz la Revista Mexicana de Filosofía con colaboraciones de nacionales y extranjeros. El tercer número fue dedicado a la personalidad y a la obra de Vasconcelos (1959). Pero muriendo Vasconcelos el 30 de Junio de 1959 ya no le fue dado recibir este homenaje. En la pág. 81 de este libro está la dedicatoria que escribí en la introducción de este volumen.

(Eusebio Castro, Vida y trama filosófica en la UNAM, México 1989, páginas 180-183.)

Sin fecha, pero en 1958, se imprime en los Talleres Tipográficos de “Editora Xalapeña” (Xalapa, Ver.) el primer número (90 páginas) de Revista Mexicana de Filosofía (Órgano de la Sociedad Mexicana de Filosofía), domiciliada en Plaza de la Ciudadela, 6, México D. F.

Sociedad Mexicana de Filosofía (Miembro de la F. I. S. F.)

Presidente, José Vasconcelos
Vice-Presidente Ejecutivo, José Luis Curiel
Secretario, Leopoldo Baeza
Tesorero, Emilio Uranga
Director de la Revista y publicaciones, Eusebio Castro

(Revista Mexicana de Filosofía, número 1, México, D. F. [1958], pág. 1.)

Historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía

El XII Congreso Internacional de Filosofía

Reconocida y afiliada la Sociedad Mexicana de Filosofía en la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía, ya sólo faltaba como requisito pedido por la Federación, el aval del Gobierno de México y una base económica inicial para que México fuera seguro candidato y posteriormente la sede del XIII Congreso Internacional en 1963. Curiel y yo fuimos comisionados por Vasconcelos para entrevistarnos con el Ministro de Educación, quien, después de un acuerdo con el Presidente, nos comunicó el aval y la aportación de medio millón de pesos como base inicial. Con estas bases y requisitos previos, nos preparamos para asistir al XII Congreso Internacional de Filosofía en Venecia, Italia, en Septiembre de 1958.

Por cierto que Vasconcelos ordenó a Curiel me diera, de los exiguos fondos que había en cartera de la Sociedad, una pequeña ayuda para el viaje. Con esta y con otra que me dio el Comité italiano del Congreso pude asistir.

Debo aclarar que al fundarse la Sociedad se obtuvo un pequeño subsidio. En relación con este subsidio, Robert Hartman, el filósofo del valor, del Centro de Estudios Filosóficos, me comentó: –Doctor Castro, usted ha organizado conferencias pagadas; sacó a la luz una Revista, &c., ¡deben tener un gran subsidio!

–Además de eso, contesté, por acuerdo de Vasconcelos, se da un cheque por poca cantidad a la secretaria, otro al secretario y uno más al Vice-Presidente; y el subsidio es de mil quinientos pesos mensuales…

–Cómo…, dijo Hartman; ¡eso es un milagro!

(Pero hubo un “grillero”, chismoso, intrigante, que hizo llegar en 1956, como parte de la intriga contra mi persona, hizo llegar a Vasconcelos el absurdo de que con los dineros de la Sociedad había yo comprado un rancho, según el mismo Vasconcelos me lo contó, y riendo, agregó: –se hubiera gastado el dinero, doctor Castro… Vasconcelos tenía sus arranques temperamentales, pero también reconocía sus errores y se mostraba muy comprensivo y, como dijo Guillermo Héctor Rodríguez, tenía rasgos muy humanos y de gran hombre. Y, a propósito, otro comentario: Vasconcelos fue ejemplar en el empleo del dinero cuando fue Ministro de Educación.)

México en el Congreso de Venecia

De todos los filósofos mexicanos que enviamos ponencias al Congreso, asistimos: José Vasconcelos, Samuel Ramos, Eduardo García Maynez, José Luis Curiel, Agustín Basave, un Padre Álvarez Lazo, investigador de filosofía de la matemática de la UNAM, yo y alguien más. Todo trascurrió como se había planeado y deseado. Al final del Congreso hubo la Asamblea de la Federación en la cual se aprobó que México fuera la sede del XIII Congreso Internacional de Filosofía para 1963. Curiel y yo estábamos presentes y acordamos agradecer la confianza y distinción mostrada para México, agregando: En México todos los filósofos del mundo encontrarán libertad y buena voluntad. Aplausos de la Asamblea.

Elección del Presidente del Comité Organizador

El siguiente paso era reunirnos allí mismo los miembros de la representación mexicana para elegir, y formar la directiva del Comité Organizador del XIII Congreso Internacional de Filosofía que habría de celebrarse en México en 1963. Antes del acto conversé con el doctor Felice Bataglia, Presidente del Congreso de Venecia, y que por eso mismo ya fungía como Presidente de la Federación hasta celebrarse en México nuestro Congreso. Cambiando impresiones sobre quien sería el Presidente del Comité organizador del Congreso en México, le dije: –Yo supongo que será Vasconcelos, por su Monismo Estético y su proyección internacional. Bataglia comentó: –No hay duda, Vasconcelos es la persona con el mayor prestigio internacional, ma, voi badate… (Es asunto de ustedes…). Bataglia, como en otras ocasiones se verá, era un filósofo de trato fino y amable; pero muy hábil y sutil “político”. Lo comprobé dos años después cuando, estando en Bolonia, me invitó a dar una conferencia en su Universidad, de la cual era Rector.

Y vino la reunión para la elección. Alguien dijo: –Que sea Vasconcelos el Presidente del Comité Organizador del Congreso de México en 1963. De inmediato el P. Álvarez Lazo, con voz hispana y ronca, dijo: –No, que sea el doctor Ramos, porque el Maestro Vasconcelos ya se va a morir… El efecto fue de una bomba atómica caída en medio del grupo. Siguió un silencio… y nos mirábamos los unos a los otros…; Vasconcelos, Ramos… todos nos disponíamos a la diáspora… Rápidamente intuí la situación y la solución. Sugerí a Curiel: –el doctor Ramos fácilmente accederá a ser el Vice-Presidente ejecutivo, no lo deje ir. Y surtió efecto. Nos reunimos nuevamente y… Presidente: José Vasconcelos; Vice-Presidente ejecutivo, Samuel Ramos… y ¡tutti contenti!

Después fuimos al banquete de clausura. Puestos a la mesa y levantando mi copa para brindar con los colegas italianos, se me presentó una de las secretarias del Comité italiano, la cual muy solícita me acompañaba y atendía durante el Congreso.

Venga con me, dottore Castro. Lei parlerá al micrófono. Me llevaba al micrófono para que hablara a los congresistas a nombre de México.

Rápidamente miré en torno tratando de descubrir a Vasconcelos. Imposible en ese mar de filósofos, acompañantes e invitados oficiales y particulares. Pero descubrí a Samuel Ramos acompañado de la escritora Adela Palacios, su esposa, y casi jalando de la mano a la Beatrice italiana llegamos hasta Ramos. –Doctor Ramos, usted va a hablar por el micrófono; le acompañaremos. Un tanto sorprendido, Ramos se levantó y habló ampliamente a los congresistas. Aplausos…

En la Plaza de San Marcos

Nos encontramos con Vasconcelos en la Plaza de San Marcos. El estaba eufórico puesto que había alcanzado el pináculo de la representación nacional e internacional de la filosofía; él, que no cambiaba su Estética por la mejor batalla de Bolívar. –Invito a todos ustedes a comer en mi hotel Il cavalletto. Y hacia allá nos dirigíamos, mientras yo convencía a los demás a que cada quien pagara su cuenta, ya que si Vasconcelos pagara por todos, sería un gasto bastante fuerte. Todos asintieron y, estando a la mesa con Vasconcelos, así lo hice saber a nuestro Ulises Criollo, añadiendo que nos bastaba con estar en torno suyo. Él insistió; nosotros insistimos, y, por fin, dijo: –Pero usted, doctor Castro, usted sí es mi invitado; porque a usted se debe el Congreso de México…

Ante la insistencia de Vasconcelos, acepté, con agradecimiento. Y repito la anécdota narrada anteriormente. Pregunté a Vasconcelos: ¿Por qué mandó usted hacer una nueva edición expurgada de sus novelas? Contestación: –Porque quiero que también las gentes buenas me lean…

Pero su nieta ahí presente inmediatamente dijo: –Pero si las buenas son las otras, abuelito…! (¡Risa general!)

La nave enfila hacia México

La nave del XIII Congreso Internacional de Filosofía izó las velas rumbo a América, con piloto y tripulación optimista y satisfecha. (Aunque mi Odisea aún debía cruzar por los mares de la vida y la trama filosófica en México y por las riberas itálicas, como más adelante se verá).

Ya de vuelta en la ciudad de México debimos atender a los preparativos del Congreso: integración del Comité Organizador, con mayor número de filósofos destacados; temas del Congreso; agenda, &c.

Para entonces Vasconcelos con frecuencia me mostraba su estimación y me encomendaba comisiones relacionadas con el futuro Congreso; al grado de que, al recibir el citatorio de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía para la reunión anual de Presidentes y la FISF, reunión que en ese año de 1959 se verificaría en Mysore, India, Vasconcelos casi imperativamente me dijo: –Usted, doctor Castro, se va conmigo a la India; ya verá, de regreso nos vamos a beber vino a París.

El doctor Curiel y yo nos encargamos de entrevistarnos con el Ministro de Educación para que el Gobierno facilitara todo lo necesario para esa representación de Vasconcelos en la India. Y Vasconcelos volvía a la carga: –usted me acompañará a la India. Yo le proponía a Curiel. No, respondía; a su iniciativa y actividad se debe el Congreso…

En otra ocasión me salió con la novedad: –Dígale a Curiel, que es Secretario del Comité, que le dé a usted el mismo nombramiento para que esto se mueva mejor…

Como no quería más enredos, no le obedecí. Pero a los pocos días Vasconcelos me preguntó: –¿Ya tiene usted el nombramiento?

–No he hablado sobre el nombramiento a Curiel, licenciado.

–Yo soy el Presidente y usted es en gran parte responsable del futuro Congreso; usted tiene que obedecer.

–Está bien, Licenciado; obedeceré.

Antes de proseguir tengo que revelar que con fecha 13 de Febrero de 1956 ya se me había dado el nombramiento de Secretario de la Comisión que llevaría a cabo “las gestiones necesarias con el fin de obtener para México la sede del XIII Congreso Internacional de filosofía”; nombramiento que las circunstancias y las tramas filosóficas anularon de una plumada.

Ahora las aguas volvían, o parecían volver por los cauces debidos.

Sociedad Mexicana de Filosofía
“Coordino Mente, Sentimiento y Acción.”
(Fundada en octubre de 1953)

Presidente: José Vasconcelos. Vice-Presidente: Eduardo Nicol. Secretario: Eusebio Castro. Tesorero: Alfonso Zahar. Vice-Presidentes Asociados: Eduardo García Maynez, Oswaldo Robles, Samuel Ramos, Adolfo Menéndez S., Francisco Larroyo, José Sánchez V., Guillermo H. Rodríguez, José Romano M., Fidel Chauvet, Adalberto García de M., Miguel Ángel Cevallos, José Luis Curiel, José Gallegos R., Edmundo O'Gorman, Leopoldo Zea.

Dr. Eusebio Castro. Presente

Muy distinguido colega y amigo:

Después de un cambio de impresiones, celebrado el miércoles 8 de los corrientes en la "Sociedad Mexicana de Filosofía", esta Sociedad, junto con el "Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos" de la UNAM, se consideran dignamente representados por Ud. En la Comisión que se formó con el objeto de llevar a cabo las gestiones necesarias con el fin de obtener para México la sede del XIII Congreso Internacional de Filosofía.

Igualmente nos es grato comunicarle que ha sido nombrado Secretario de la Comisión.

Dándole las gracias anticipadas por este servicio en bien de la filosofía y de México, le saludan muy atentamente y quedan de Ud. afectísimos y s.s.

Sociedad Mexicana de Filosofía. Presidente:
Lic. José Vasconcelos.

Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos,
Dr. Samuel Ramos.

Por el Centro de Estudios Filosóficos,
Dr. Eduardo García Maynez.

México, D. F. Febrero 13 de 1956.

Los pilotos se alejan de la nave

Después de izar con satisfacción y optimismo las velas de la nave del futuro Congreso de filosofía, dejando las riberas venecianas y volviendo a los lares mexicanos, todo parecía seguro y prometedor. Pero el “destino” sustrajo de la nave, casi simultáneamente, al piloto y al copiloto, dejándola por momentos en zozobra. Primero ocurrió la muerte de Samuel Ramos, el 20 de Junio de 1959. Y no puedo dejar de consignar que el P. Álvarez Lazo se me acercó estando frente a la tumba de Ramos y me dijo: –El Maestro Vasconcelos estará disgustado conmigo, doctor Castro… –Por qué, le respondí.

–Por lo que dije en Venecia; que el Maestro Vasconcelos ya se iba a morir…

A los pocos días me llamó Vasconcelos. Me preguntó lo del nombramiento de Secretario. Le dije que ya se lo había comunicado a Curiel. Y le comenté lo dicho por Álvarez Lazo, y se medio sonrió. Pero enseguida expresó: –De todos modos, no me siento muy bien.

Vasconcelos ya había tenido varios infartos y sin embargo seguía trabajando, porque, decía, aquí nadie trabaja…

Le observé y un poco alarmado le dije: –Licenciado, cuídese, por favor, ¡cuídese!

–Sí, respondió, con no hacer tonterías, ¿no es así?

–Efectivamente, Licenciado; que siga mejor. Adiós.

–No olvide el nombramiento, doctor Castro.

–No tenga cuidado, Licenciado.

Encontrándome con Curiel, le narré la conversación –la última, con Vasconcelos– y añadí: –¡Vasconcelos se muere! Y a los dos días murió, el 30 de Junio de 1959.

(Olvidé para siempre el nombramiento.)

Como en vida, Vasconcelos con su muerte fue la gran noticia en todos los medios de difusión. Las loas se volcaron. Los críticos y adversarios retorcieron el lenguaje para aminorarlo. Hubo quien, reptilescamente, escribió: Vasconcelos: “Reinar después de morir”. Y en verdad que los grandes resurgen de entre la carroña de los “vivos”.

Y hubo también, y hay, hipócritas vestales políticas, así como hipócritas vestales filosóficas y aún más, religiosas, que, poniendo el acento en “debilidades” y errores de Vasconcelos pretenden empañar su obra y su figura. Pero aquí recordamos al clásico que dice: Exegi monumentum aere perennius… Me he levantado un monumento más resistente, duradero que el bronce…

El yerno de Vasconcelos, Herminio Ahumada hizo publicar el testamento de Vasconcelos.

Tres meses después asistí al Congreso Interamericano de Filosofía en Buenos Aires, Argentina; ahí se tributó un homenaje a Vasconcelos, porque en América del Sur aún persistía la fama del Maestro de América, del educador, gran escritor, novelista, filósofo. Y cuando Vasconcelos asistía a congresos era recibido con admiración. Años atrás, al volver Vasconcelos de un Congreso de filosofía en Perú, le pregunté: –¿Cómo le fue en el Congreso, Licenciado? Riendo, contestó: –¡Mientras los jóvenes existencialistas mexicanos hablaban de la angustia, de la muerte y de la nada, yo me encontraba muy contento rodeado de bellas damas y bellas señoritas…!

En la Universidad de Bolonia

Por mi parte, proseguí mi odisea filosófica y congresional. Al final de 1960 emprendí una gira de cuatro meses: Nápoles, Atenas, Estambul, Roma, Munich, en donde asistí al carnaval de la Universidad; Viena, y después de dos meses de estar bajo la nieve nórdica y de comer salchichas y beber cerveza, volví a Italia para calefaccionarme un poco con el sol y el vino del Mediterráneo. Llegué primero a Bolonia y fui a saludar al doctor Felice Bataglia, quien era el Rector de la Universidad, Presidente de la Sociedad Italiana de Filosofía y Presidente de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía.

En la oficina universitaria pregunté por el doctor Bataglia manifestando que deseaba hablar con él.

–No es posible, se me contestó. Está en asamblea con todos los filósofos de Italia para la elección de Presidente. Presidente de la Sociedad. –Va bene, repliqué. Pero diga al doctor Bataglia que está aquí el doctor Castro, de México.

Fue el ¡sésamo ábrete! Se abrieron las puertas y al entrar me encontré en medio de los filósofos de toda Italia. El doctor Bataglia suspendió transitoriamente la Asamblea; me presentó y me pidió que hablara sobre los preparativos que hacíamos en México para el XIII Congreso Internacional de Filosofía. Por ser el Presidente de la Federación tenía gran responsabilidad e interés en que todo marchara bien. Como les hablé en italiano y les expuse ampliamente lo pedido, me mostró su agrado, y dijo: doctor Castro, estamos en elecciones; pero después tenemos un banquete. Es usted nuestro invitado de honor. Antes de retirarme, para motivarlos a venir a México en 1963, les expuse los atractivos de México, por su pasado precortesiano, por la Colonia, por el mundo moderno de este siglo.

En el banquete el doctor Bataglia me colocó a su derecha. Ahí me propuso que al día siguiente diera una conferencia en la Facultad de Filosofía, cosa que acepté.

Antes de dar la conferencia Bataglia me preguntó: –¿Sobre qué tema dará la conferencia, doctor Castro?

Le propuse tres temas: El humanismo en México, la Sociología en Latinoamérica y por fin, la filosofía en México. Bataglia inmediatamente dijo: –Questo! questo! (¡Éste, éste!)

Les presenté el panorama general de la filosofía y el nombre de los filósofos mexicanos que sostenían las posiciones o corrientes filosóficas. Con esto me constituí en una avanzadilla del Congreso y de los filósofos mexicanos en Europa. Me agradó el aplauso general.

Bataglia me preguntó: –¿Va usted a Roma? –De paso, porque ya estuve ahí hace tres meses.

Bene, dijo Bataglia: De parte del Instituto Luigi Sturzo irán a invitarle para dar otra conferencia. Y efectivamente, di a graduados de la Universidad de Roma una conferencia sobre la Sociología en América Latina. Los filósofos italianos me hicieron objeto de su simpatía a tal grado que, al reseñar el Congreso de filosofía de 1963 de México en las principales revistas de filosofía italianas, expresaron que ese Congreso se debía a mi iniciativa, siendo, además, uno de los más activos en el Congreso.

Como estaban bien enterados, ya que Felice Bataglia sabía de mi sugerencia en el Congreso de Bélgica y por la correspondencia posterior que nos entrecruzamos, con fundamento y veracidad, con hidalguía, dieron testimonio favorable a mis sugerencias, iniciativa y trabajos. Grazie tante! Presento copia de esos testimonios.

En París con Jean Wahl

Y me fui a París en donde visité al filósofo J. Wahl, con quien inicié conversaciones y amistad en el Congreso Interamericano de México en 1950. Conversé largamente con él y con su esposa, quien manifestó vivos deseos de venir a México. –Ojalá, me dijo J. Wahl, me inviten a dar alguna conferencia para ayudarme a pagar el pasaje de mi esposa.

De vuelta en la ciudad de México, asistí a una Asamblea del Comité Organizador del Congreso, del cual formaba parte junto con García Maynez, Larroyo, Curiel, Zea, Eli de Gortari, Villoro, Gaos, Romano Muñoz, Rodríguez, Hernández Luna y otros más.

Conferencias en Bellas Artes

Acordándome del deseo de Jean Wahl se me ocurrió proponer que, terminado el Congreso, se organizaran conferencias para el público en general, sustentadas por los más destacados filósofos. Se aprobó mi proposición y fue así como en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes hice la presentación de todos los filósofos conferencistas: Jean Wahl, Bataglia, Marías, Alonso, Rintelen, y muchos más. Fue otra de mis iniciativas con un muy buen éxito.

A propósito de los conferencistas narro lo siguiente: Estando presidiendo junto con Bataglia la conferencia de un filósofo europeo, oí voces a mi lado izquierdo detrás de la cortina, y como insistían volviendo mi mirada vi que dos personas hacían gestos y me llamaban con insistencia. Como seguían en lo mismo, me levanté y fui a ver qué querían. Era A. J. Ayer, representante del positivismo lógico en Inglaterra, autor de Language, Truth and Logic 1936, y quien de manera arrogante y jactanciosa quería ya pasar a la tribuna, a la mesa en donde estaba el conferencista, Bataglia y yo. Dio la casualidad que el conferencista ya terminaba y lo pasé a la mesa. Ayer, llegando, se sentó, y con aspavientos teatrales arrojó su portafolio sobre la mesa casi golpeando al doctor Bataglia, quien, levantando los brazos dijo: –quale temperamento di questo Signore!

Entonces Ayer mirándole dijo: –Bataglia? Ah!... y le dio la mano. Comentando el hecho con un filósofo norteamericano, le dije que Ayer era un excéntrico. El respondió: –Mal educado y grosero, doctor Castro. Por cierto que Ayer, quien murió en Agosto de 1989, antes de morir en uno de sus últimos escritos ya buscaba “explicación de todo lo que hay”, actitud un tanto metafísica. ¡Más allá del positivismo lógico…!

Siguieron las Asambleas del Comité Organizador y también aquí hubo sesiones tormentosas, no provocadas por mí ni contra mí, sino de algunos miembros, como Eli y otros, contra otra como Curiel…, de tal manera que la nave del Congreso parecía bambolearse entre Scila y Caribdis, y próxima a zozobrar e irse a pique. El zarabandeo saltó hasta la prensa. En una de estas sesiones se me nombró encargado de prensa, e inmediatamente publiqué el relato de una sesión crucial, tratando de calmar los ánimos y encontrar la armonía del equipo. Y ahí terminó todo. Afortunadamente se serenó la tempestad que amenazaba, y la nave del Congreso llegó triunfalmente a su inauguración en Septiembre de 1963.

El hilo de la trama llega a 1963

Si he llegado hasta 1963, de un salto, se debe a que quise exponer, dar constancia, trasmitir Ab ovo, desde su origen, dos historias, dos realidades, dos realizaciones importantes y decisivas en la historia de la Vida y tramas filosóficas en la U. N. A. M.; y México, la Sociedad Mexicana de Filosofía y el XIII Congreso Internacional de Filosofía en México en 1963. Como dije anteriormente, ambas realidades se gestaron en función y en dependencia mutua, empezando por una idea, una imaginación, un proyecto un tanto audaz, de mi mente, sin medir los escollos, las tormentas, los peligros que deberían de salirme al paso, y que por mi parte debería arrostrar, y a pesar de todo lo cual, quedo con el convencimiento y la satisfacción de haber contribuido, junto con otros colegas nacionales e internacionales, a la apertura y a la ósmosis filosófica mundial, y en particular haber abierto las fronteras, los espacios, los contactos, las comunicaciones, y las posibilidades mundiales a los filósofos y a la filosofía mexicana. Efecto este último reconocido por tirios y troyanos. (1. Gabriel Vargas Lozano, en revista Dialéctica, nº 1 de 1976, dijo: Dicho Congreso –el de 1963– contribuyó a dar un incremento significativo al desarrollo de la filosofía en nuestro país.)

Tuve la satisfacción de el Presidente López Mateos, terminada la inauguración, bajara del estrado y pasando por enfrente de la primera fila reservada al Comité Organizador llegara hasta mí y me diera la mano diciendo: –Le felicito, doctor Castro. Un tanto sorprendido sobre todo porque durante su campaña para Presidente tuvimos un encuentro no muy comprensivo, sólo tuve tiempo para estrechar su mano y decir: –Señor Presidente…

Sin duda que el doctor Felice Bataglia, cuando me vio llegar al lugar del Comité Organizador acompañado por el bello grupo de edecanes que yo había seleccionado y organizado de la Facultad de Filosofía y Letras (Diana B, Alma V, A. Reyes, S. Cánovas, y otras), comunicó al Presidente mi participación toral en la trama congresional, máxime que la víspera había llevado en mi automóvil a las pirámides y al Desierto de los Leones a Bataglia, Jean Wahl, Marías y Barzin de Bélgica.

Motivos justificadores de la vida y trama

Indudablemente que hay un hilo conductor de la trama desde el Ateneo de 1910 hasta el Congreso de 1963; trama tejida por los filósofos de carne y hueso, por el pensamiento y por las corrientes filosóficas, por ingredientes de las circunstancias. Es la trama histórica de la filosofía en México de este siglo XX.

Pero esta historización de la vida y trama filosófica desde los años cuarenta y cincuenta, dando un salto hasta el 63, obedece, imitando a Bernal Diaz del Castillo, quien escribió la Verdadera historia de la Conquista frente a las falsedades de Gómara, así también yo quiero, y con pleno derecho, que la verdadera y única historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía y de todas sus consecuencias con miras al XIII Congreso Internacional de Filosofía y su realización en 1963, sea conocida, avalada en aportación de documentos escritos –verba volant, scripta manent– de un sinnúmero de testimonios nacionales y extranjeros, y por la credibilidad que siempre he procurado mantener incólume en mis actividades docentes universitarias, filosóficas y periodísticas.

El historiar ab ovo la Sociedad Mexicana de Filosofía también obedece a la recomendación de la Federación Mundial de Sociedades de Filosofía para que las sociedades nacionales hagan y presenten su historia. Nada mejor que esta Historia viva, ab ovo.

Queda para el futuro, la historización de la Sociedad Mexicana de filosofía desde los años sesenta en adelante, la cual, seguramente, escribirá el doctor José Luis Curiel, quien desde la muerte de Vasconcelos, 1959, se hizo más presente y actuante en la Sociedad, y quien hasta la fecha la preside.

La trama siguiente

Queda asimismo por hacer la historia de personas y el análisis de su docencia y de su obra filosófica, de filósofos de las generaciones sucesivas, la tercera, cuarta y quinta: Leopoldo Zea, Luis Villoro, José Luis Curiel, Miguel Bueno, Ricardo Guerra, Agustín Basave y Fernández del Valle, Fernando Salmerón, Juan Hernández Luna, Eli de Gortari, Adolfo Sánchez Vázquez, Ramón Xirau, Abelardo Villegas, M. Cabrera, B. Navarro, Rosa Krauze, Vera Yamuni, Margarita Ponce, Elena Orozco, Gregorio López, Juliana González, Rosa de las Heras, Antonio Ibargüengoitia, Miguel Manzurkuri, Margarita Valdés, G. Chavolla, E. Escobar, y otros más de las promociones de Gaos: analíticos como Rossi, hegelianos, marxistas, &c.

Otras tramas

Nada de la realidad, de lo que hay, es ajeno al filósofo, a la filosofía, al filosofar. Por este principio justificativo también se otea la circunstancia y el futuro, y se proyectan cosmovisiones, Ciudades como las de Agustín de Hipona, Razas Cósmicas y Universópolis, como las de Vasconcelos, Utopías como las de Moro y Huxley, &c.

Por mi parte quiero consignar, con todo derecho, algunas de mis imaginaciones, proyecciones, fantasías como parte de tramas de otra índole o naturaleza. Una de ellas: las Olimpiadas Culturales.

Estando en el café de la Universidad Iberoamericana con algunos profesores y estudiantes, uno de estos me dijo: –Ud. Maestro, que con frecuencia tiene nuevas iniciativas, ¿cuál tiene ahora? –Acabo de enviar a la página editorial de Novedades, donde colaboro, una proposición: “Que México restablezca las Olimpiadas Culturales como en los tiempos griegos en que, además de los vencedores en atletismo, triunfaban los poetas como Píndaro, o los Fidias”, respondí.

Inexplicablemente el diario publicó mi artículo, contra lo acostumbrado, unas semanas después. Más adelante corrió la versión: que varios se atribuían la idea, como un locutor político, una pintora, y no sé quien más. Pero aquí también recuerdo que: verba volant, scripta manent…!

Y el Presidente de los U.S.A., L. Johnson, al iniciarse las Olimpiadas, envió un telegrama diciendo que felicitaba al “pueblo mexicano por la intuición que había tenido al restaurar las Olimpiadas Culturales”…

En la edición bilingüe de mi Olímpica 68, posteriormente traducida al inglés (Illinois State University, Normal, Illinois), a iniciativa de la escritora y profesara Olga A. Martínez y por el poeta profesor Rodolfo Vilaró (1972), dejé consignada mi “intuición” en los siguientes versos:

Oh Numen generoso - Que me diste restituir los certámenes - Y el clima original y de alborozo - De justas culturales: Venga ya tu mandato poderoso - ¡Y principien las Lides Inmortales!

En la excelente traducción de Vilaró:

“Oh generous Deity - Who has bestowed the power to restore debate - And the clime of joy and gaiety - Of the intelectual joust: Give a sign of your awesome majesty - let the inmortal games begin!”

Mi agradecimiento a la estimada y admirada profesora Olga A. Martínez y al profesor Vilaró.

Y dejo también para los investigadores, eso de “evitar la proliferación nuclear” y la “desnuclearización” de América Latina… Verba volant, scripta manent…!

Aunque también recordamos lo del clásico español: Sic vos, non vobis… Pero por mi parte compruebo una vez más que las ideas mueven al mundo; y citando nuevamente a Sartre:

El hombre tiene que elegir,
y al elegir se compromete
y compromete a estos,
a otros que son su infierno
y al mundo, que con
su elección hace SURGIR.

(Eusebio Castro, Vida y trama filosófica en la UNAM, México 1989, páginas 183-197.)

José Luis Curiel Benfield (1916-1994), católico profesor de psicología y filosofía medieval, que supo auparse a la Vice-Presidencia de la Sociedad Mexicana de Filosofía en vida de Vasconcelos, heredó tal Presidencia y la detentó de manera vitalicia durante más de treinta años.

Obviamente la Sociedad Mexicana de Filosofía, hijuela de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía, otro tentáculo anticomunista de la Guerra Fría, perdió así cualquier representatividad integradora y se convirtió en un ente residual y sectario: sólo cinco años después de la celebración del XIII Congreso Internacional de Filosofía (México 1963), se constituía la Asociación Filosófica de México, el 19 de abril de 1968 (seis meses antes de que la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco alcanzara fama universal, diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos México 68).

«Dr. José Luis Curiel Benfield (1916). Es actualmente Presidente de la Sociedad Mexicana de Filosofía, Miembro del Comité Directivo de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía, Vicepresidente de la Unión Mundial de Sociedades Católicas de Filosofía, Consejero de la Asociación Fray Alonso de la Veracruz, Presidente Regional del Centro Internacional de Estudios y Relaciones Culturales. Ha sido miembro de las Sociedades Interamericanas de Filosofía y de la Sociedad Interamericana de Psicología, Secretario General del Décimo Tercer Congreso Internacional de Filosofía, celebrado en 1963 en México.» (González Díaz Lombrado, Compendio de historia del derecho y del Estado, Limusa, México 1979, pág. 309.)

La Sociedad Mexicana de Filosofía permaneció como un reducto católico alejado de los sutiles diálogos cristiano-marxistas que tan efectivos resultaron en el desenlace de la Guerra Fría. En 1979 celebró en Ixtapan de Sal un Symposium Filosófico Internacional en homenaje al XXV aniversario de la Sociedad Mexicana de Filosofía, al que fue invitado, por ejemplo, el adalid del neotomismo argentino Octavio Nicolás Derisi Lomanto. Y la Sociedad Mexicana de Filosofía se dotó de socios de honor, como el español Antonio Millán Puelles.

Sociedad Mexicana de Filosofía

Se fundó en el año de 1953 a iniciativa de los maestros José Vasconcelos, José Luis Curiel y Eusebio Castro. Ha organizado numerosos ciclos de conferencias, publica una revista y ha participado en todos los congresos internacionales e interamericanos de filosofía.

(Antonio Ibargüengoitia, Suma filosófica mexicana, México 1980, pág. 177 = México 2000, pág. 238.)

El entorno de la Sociedad Mexicana de Filosofía no era ajeno a quienes impulsaron en 1975 la Asociación Civil Claustro de Sor Juana, sobre el antiguo convento de San Jerónimo de la ciudad de México (entidad que ya tenía reconocida en 1979 por la SEP su proyectada Licenciatura en Ciencias Humanas). El Claustro de Sor Juana se convirtió en sede de la Sociedad Mexicana de Filosofía gracias a Pilar Cordero, su Directora general durante diez años –es decir, María del Pilar Galindo López Portillo, casada con Jaime Cordero Basave–, y mantuvo esa sede después de 1990, cuando la madre de Pilar Cordero, a la sazón Presidenta del Claustro, Margarita López Portillo (1914-2006, hermana mayor del presidente José López Portillo 1976-1982), obligó a su hija presentar la renuncia por razones que no traspasaron el ámbito familiar.

«“No, no, no renunció. Mire, pasa que tiene cuatro nietos, cuatro hijas, es directora de una asociación de estudios culturales, es demasiado para ella –Doña Margarita tiene 4 nietos y 4 bisnietos–. Además, ahorita está recién operada de la vesícula biliar, está delicada de salud y pues entonces nos dividimos, ella en su asociación y yo acá. Pero ella trabaja con nosotros también, nos asesora y próximamente va a hacer algo muy importante con un sacerdote argentino sobre existencialismo.”» (Margarita López Portillo sobre su hija Pilar Cordero, “Entre la magia y la ciencia, el Claustro de Sor Juana al borde del desastre”, Proceso, México 13 octubre 1990.)

Actos de la Sociedad Mexicana de Filosofía en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz en 1989

Actos de la Sociedad Mexicana de Filosofía en el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz en 1989

En el Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz, en donde la Sociedad Mexicana de Filosofía tiene su sede, gracias a la gentileza de su Directora la Sra. Pilar Cordero, gran promotora cultural, nacional e internacional; en esta sede, en el mes de Junio y Agosto, se realizaron dos sesiones muy importantes: una con motivo del treinta aniversario de la muerte de José Vasconcelos; la otra, con el filósofo argentino Ismael Quiles y su tesis de la IN-SISTENCIA.

En la parte superior, de izquierda a derecha: Lic. M. Torres, Tesorero de la SMdeF; la Sra. Pilar Cordero; Ismael Quiles; doctor José Luis Curiel, activo y digno Presidente de la SMdeF.; Antonio Ibargüengoitia, Secretario, y Eusebio Castro, Vice-Presidente.

Abajo: La Sra. Pilar Cordero y el filósofo I. Quiles.

(Eusebio Castro, Vida y trama filosófica en la UNAM, México 1989, página 222 bis.)

Cuando Eusebio Castro Barrera publica en 1989 su Vida y trama filosófica en la U.N.A.M. (1940-1960). Historia de la Sociedad Mexicana de Filosofía…, es de hecho Vice-Presidente, junto con Agustín Basave Fernández del Valle, de una Sociedad Mexicana de Filosofía presidida por José Luis Curiel, por supuesto, y de la que es Secretario Antonio Ibargüengoitia Chico. José Luis Curiel Benfield, que tanto intervino en la puesta en marcha de la Universidad del Claustro de Sor Juana, murió el mismo año 1994 en el que tal universidad adquiría personalidad jurídica.

«Con sede en la Universidad del Claustro de Sor Juana la Sociedad Mexicana de Filosofía realizó el 7 de marzo de 1996 un coloquio bajo el tema Verdad y tolerancia


La Sociedad Mexicana de Filosofía ha sido presidida –2006, 2009– por Luz García Alonso (1938), miembro desde 2001 de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino.

IV Congreso Regional de la Zona Norte de la Sociedad Mexicana de Filosofía, Tijuana, 12 abril 2007, “La familia y la filosofía”.

XIII Congreso de la Sociedad Mexicana de Filosofía, 11-13 octubre 2007, en el auditorio Gabriel Marcel de la Universidad Simón Bolívar en la Ciudad de México.

XIV Congreso de la Sociedad Mexicana de Filosofía, “Ética y Educación”, 20-22 noviembre 2008.

Manuel Ocampo Ponce (de la Universidad Panamericana, orientada por el Opus Dei) presidió la Sociedad Mexicana de Filosofía –en 2009 y 2011– y desde 2014 es su vicepresidente vitalicio.

VI Congreso Regional de la Zona Norte de la Sociedad Mexicana de Filosofía, Ciudad Juárez, 15-16 abril 2009, “Arte, Comunicación y Cultura”.

«La Universidad Politécnica de Pachuca (UPP) se convirtió en la primera institución de educación superior del país en certificarse en normas de valores éticos universales como resultado de la auditoría que le realizó la Sociedad Mexicana de Filosofía.» (El Independiente de Hidalgo, 11 agosto 2009.)

La Sociedad Mexicana de Filosofía celebra el 18 y 19 de octubre de 2013 su Congreso Nacional, sobre “La Verdad y las Virtudes intelectuales”, presidido por Luz García Alonso.

Miembro de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía
Sociedad Mexicana de Filosofia (SMF)

cla.purdue.edu/academic/philosophy/fisp/members.html

Direccion: Sociedad Mexicana de Filosofia (SMF) c/o Ateneo Filosófico, A.C., Tula 66, Col. Condesa, Delegacion Cuauhtemoc, C.P. 06140, Mexico, D.F., Mexico; tel. +52 (55) 53 08 86; Tel. y Fax: +52 (52) 11 82 33;e-mail: ucime@prodigy.net.mx

  • Prof. Luz García Alonso, President (2009-2012); e-mail: ucime@prodigy.net.mx
  • Prof. Maria Teresa Sierra Gonzalez, Vice-President
  • Prof. Raquel Adela Bouchez Guzman, Secretary
  • Dra. Ana Teresa Lopez de Llergo, Treasurer

[febrero 2016]