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Dionisio Diderot
1713-1784


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1. Denis Diderot nació el 5 de octubre de 1713, en Langres (Champaña). Allí hizo sus primeros estudios que después completó en París, en el colegio de los jesuitas de Louis-le Grand. En 1732 obtiene el título de “Maestro en artes” por la Sorbona. De origen humilde, desoyó los consejos de su padre para seguir la carrera eclesiástica y se dedicó a diversas actividades como la de profesor de matemáticas, estudiante de derecho, químico por afición, editor, filósofo, crítico de arte, novelista, dramaturgo y traductor. Su primera obra fue la traducción libre al francés que hizo en 1745 de la obra de Shaftesbury, Ensayo sobre el mérito y la virtud, cuyas ideas de una religión natural y una ética fundada en el sentimiento le influyeron profundamente. En 1746 publica, en la Haya, los Ensayos filosóficos, obra que el Parlamento francés ordena quemar. La Carta sobre los ciegos para uso de los que ven, publicada en Londres, en 1749, y en la que se aprecian posturas materialistas agnósticas, fue motivo de seis meses de encierro en el castillo de Vincennes. En 1751 se edita la Carta sobre los sordomudos. En 1754 se publican, en París, los Pensamientos sobre la interpretación de la naturaleza. Las Conversaciones entre Diderot y D’Alembert y El sueño de D’Alembert son de 1769 y La suficiencia de la religión natural aparece en el año 1770. Además de estas obras filosóficas, escribió cuentos, novelas y obras de teatro, en las que hace mordaces críticas de la sociedad de su tiempo. Entre 1773 y 1774 residió en San Petersburgo, invitado por Catalina II de Rusia. Gran conversador, brilló por su erudición y agudo ingenio en los salones filosóficos, especialmente en de la célebre Mme. D’Épinay. Murió en París, a los 70 años de edad.

2. El nombre de Diderot va unido a la obra más famosa de la Ilustración francesa, la Enciclopedia de las Ciencias, Artes y Oficios, publicada entre 1750 y 1780, de la que fue auténtica “alma mater”. La Enciclopedia, fue la gran institución “filosófica” de la que pensadores ilustrados se reconocieron como hijos o padres, llamándose a sí mismos “filósofos”.

Un librero de París, Le Breton, había tenido la idea de publicar una traducción francesa de la Cyclopaedia or an Universal Dictionary of Arts and Sciences de Efraim Chambers, y le pidió ayuda a Diderot que, junto a d’Alembert, le propusieron confeccionar una gran obra literaria y científica que compilase ordenadamente todos los conocimientos humanos. Tal proyecto, como observa el historiador Paul Hazard, respondía a las exigencias de la época. En el Renacimiento se pedían diccionarios de lenguas antiguas, en el siglo XVI diccionarios de lenguas nacionales, más tarde diccionarios históricos y críticos. Tras éstos, se ponen de moda los diccionarios de artes, de comercio y de geografía. Ahora, se quería un diccionario que contuviese a todos los demás. Diderot organizó y dirigió el proyecto de la Enciclopedia. Además, escribió 990 artículos, lo cual dio cohesión a una obra de tales características. En las entradas a términos como “máquina”, “alma”, “Dios”, “altar”, “eucaristía”, &c., Diderot difundió una superficial filosofía empirista y anticatólica cuyo propósito era asentar el espíritu de la Ilustración frente al Antiguo Régimen.

3. El pensamiento de Diderot, si bien recoge los temas fundamentales del iluminismo, no constituye una organización sistemática. Despreciando los esquemas abstractos, defiende la observación de casos concretos y así es como llega a la convicción de que nuestro conocimiento se funda en sensaciones, desarrollando un monismo materialista según el cual la naturaleza, que concibe como un Todo, es el principio de todas las cosas. Contra Descartes, que reducía la materia a extensión, en Diderot actividad y fuerza son propiedades fundamentales y eternas de la materia. Sustituye las mónadas de Leibniz por átomos dotados de sensibilidad. La unidad de la naturaleza proviene de la fuerza y actividad, que viene a ser algo así como un alma universal.

Intuyó la “transformación de las especies” al suponer la posibilidad de que en el caos de la materia hayan existido desde toda la eternidad elementos o gérmenes dotados de vida y de conciencia, los cuales se han ido agrupando hasta llegar a ser animales y hombres siguiendo las leyes de un desarrollo evolutivo.

El sensismo condujo a Diderot a un relativismo moral: los vicios y virtudes dependen de las sensaciones que podamos recibir. La filosofía y la moral que uno adopta dependerá exclusivamente de los órganos sensoriales que uno posea, y en consecuencia de los factores externos que influyen sobre los órganos.

Al estilo de Epicuro, defiende una “filosofía positiva” de la felicidad haciendo del “deseo de ser feliz” el principio natural más universal. Por eso, el “médico” que cura los males del cuerpo y hace soportable la vida es considerado por Diderot como el “verdadero filósofo”.

Su defensa de una religión natural, que una a todos los hombres y que ha de suplantar a todas las religiones positivas, termina finalmente en una especie de panteísmo naturalista, según el cual la naturaleza es el único Todo.

Carmen Baños


Patricio de Azcárate, “Desde la filosofía de Condillac hasta la revolución de 1789”, en Exposición histórico-crítica de los sistemas filosóficos modernos (1861), tomo 1, págs. 49-61.
Federico Alberto Lange, “Influencia del materialismo en Francia y Alemania”, en Historia del materialismo (1903), tomo 1, págs. 323-362.
→ “Dionisio Diderot”, Diccionario soviético de filosofía (1946-1984).
→ Javier Méndez-Vigo Hernández, “Constitución del materialismo vitalista”, El Catoblepas, 21:12 (2003).
→ “Dionisio Diderot”, Enciclopedia Filosófica Symploké.