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John Locke
1632-1704


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La vida de John Locke, nacido en Wrington (Bristol) el 29 de agosto de 1632, se sucede durante el agitado período de la historia de Inglaterra en el que los Orange acabarán sustituyendo a la dinastía de los Estuardo. Los retratos que le hacen sus biógrafos lo describen como una persona curiosa y especialmente dotada para los asuntos especulativos. Comenzó sus primeros estudios en la Westminster School de Londres (1646-1652) y los completó en la Universidad de Oxford, donde enseñó griego y retórica como fellow (1659). Allí también se aficionó a la filosofía de Descartes, viendo en ella un revulsivo contra la peripatética-escolástica de los manuales oficiales. Interesado por las ciencias, se dedicó a la física, a la química y a la medicina, relacionándose con Robert Boyle, con el médico Thomas Sydenham, con Christiaan Huygens, y con Isaac Newton.

Al servicio del famoso Conde de Shaftesbury (abuelo del filósofo), para quien ejerció de médico, consejero, y preceptor de su hijo, lo acompañó en su destierro por Holanda y Francia, aprovechando Locke estas estancias para cambiar impresiones con cartesianos y gassendistas. En 1670 regresa a Inglaterra y tras ocupar diversos cargos políticos, se retira de nuevo a Holanda en 1683, envuelto en las intrigas políticas del Conde de Shaftesbury contra Jacobo II. Tras la revolución inglesa de 1688, que puso en el trono al príncipe protestante Guillermo de Orange, regresó a Inglaterra y ocupó el cargo de comisario real de apelaciones y comercio hasta que, en 1700, con la salud muy delicada, se retiró a Oates (Essex) como invitado de lady Masham, hija del filósofo Cudworth, donde permaneció hasta su muerte, el 29 de octubre de 1704.

Entre sus obras, Locke escribió Consideraciones sobre la disminución del interés y el aumento del valor de las monedas, apreciada como uno de los primeros tratados de economía política. El primer Ensayo sobre el gobierno civil, una especie de apología político-filosófica de la nueva dinastía de los Orange, lo dirigió contra el Patriarca (1680) de Robert Filmer, que defendía el poder absoluto de los reyes, a fin de rebatir a los partidarios de los Estuardo, que consideraban a los Orange como usurpadores. El segundo Ensayo sobre el gobierno civil, se ha tomado como referente de la ideología liberal. Los Pensamientos acerca de la educación, en forma de cartas, inspiraron las ideas pedagógicas de la “autoeducación” contenidas en el Emilio de Rousseau. Su obra principal, Ensayo sobre el entendimiento humano se publicó por primera vez en 1690, tras una larga gestación de la que habían salido numerosos borradores. La buena acogida del Ensayo explica las ediciones que siguieron: la segunda, en el año 1694, la tercera en el 1695, y una cuarta en 1700. En 1706 se edita la quinta edición, a la que Locke había dedicado sus últimos años.

La filosofía que Locke expone en el Ensayo, gira sobre dos temas principales: el del origen de nuestras ideas y el de la validez de las mismas. El primero lo trata desde una reducción psicológica que le lleva al empirismo exagerado según el cual todas las ideas derivan de la experiencia. No hay ideas innatas, todas son adquiridas, o bien de los objetos exteriores a través de las sensaciones, o bien de la reflexión interna, que tras la sensación nos proporciona conocimiento de nuestros estados de ánimo. Además, hay ideas simples, cuando el alma las recibe de la experiencia de un modo pasivo e ideas compuestas, fabricadas por la mente combinando las ideas simples. Entre las ideas simples Locke distingue aquellas que proceden de varios sentidos, por ejemplo, las ideas de extensión, figura, movimiento y reposo que se perciben conjuntamente por la vista y el tacto, y las que, como los colores, proceden de un solo sentido. Las primeras son las cualidades primarias, las segundas, cualidades secundarias. Las ideas simples se conservan en la memoria. El entendimiento, que Locke limita al proceso psicológico de asociación, las compone o separa, las abstrae –dice Locke– y de ahí resultan tres clases de ideas complejas: modos (por ejemplo, ideas de espacio, tiempo, número, fuerza), sustancias (por ejemplo, ideas espirituales, materiales, idea de Dios) y relaciones (por ejemplo, idea de causalidad).

La validez de las ideas tratadas en el libro segundo del Ensayo, no la pone Locke en la relación entre las ideas y las cosas, sino en la correspondencia entre dos o más ideas. Más adelante, cuando aborda el problema del valor, grados de certeza, límites, alcance y extensión de nuestro conocimiento, sus razonamientos, exentos del necesario tratamiento gnoseológico, concluyen en un nominalismo que expresa así:

«Me parece que la verdad, en la acepción correcta de la palabra, no significa otra cosa que la unión o separación de los signos, según que las cosas significadas por ellos estén o no de acuerdo entre sí. Y lo que la unión o separación de los signos significa aquí es lo que llamamos, por otro nombre, proposición. De manera que la verdad pertenece propiamente sólo a las proposiciones, las cuales son de dos clases: mentales y verbales; del mismo modo que hay dos clases de signos habitualmente empleados, a saber: las ideas y las palabras» (Ensayo, Lib. IV, cap. V, 2)

En definitiva, la filosofía de Locke no conforma un sistema de pensamiento; ni su Ensayo, que lleva a conclusiones inconsecuentes, ni tampoco su teoría política, ni sus doctrinas morales, están construidas con rigor y orden sistemático. Más que por haber sentado las bases del empirismo, su éxito se debió a que con su estilo claro y guiado por el “sentido común”, proporcionó la ideología de la que las élites protestantes inglesas de su época se sirvieron para afianzarse en el control del Estado. Sus ideas sobre el estado liberal, fundado sobre la soberanía popular, y su defensa a ultranza de la tolerancia han quedado reflejadas en el liberalismo de cuño anglosajón. No debemos olvidar, sin embargo, que su Carta sobre la tolerancia excluye a católicos y ateos por considerarlos en contra de la ley natural de la razón.

Carmen Baños

→ Tomás Lapeña, “Eclecticismo moderno. Locke (1807).
→ Patricio de Azcárate, “Puro empirismo. Locke (1861).
→ Zeferino González, “La Filosofía de Locke (1886).
→ “Juan Locke (en el Diccionario Soviético de Filosofía).
→ “Ensayo sobre el entendimiento humano (en el Diccionario Soviético de Filosofía).