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Fenomenología
 


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1. A principios del siglo XX, concretamente, en 1913, con la fundación de la Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung, una publicación anual encargada de recoger los trabajos de investigación de la escuela fenomenológica, se constituye el sistema filosófico de Edmund Husserl (1859-1938), denominado «Fenomenología»; un sistema conformado contra el psicologismo, historicismo, escepticismo y relativismo que tan en boga estaban a finales del siglo XIX y cuyos fundamentos pueden desplegarse en tres momentos o etapas, a saber:

– «Reducción gnoseológica», la cual defiende que el objeto es en sí una «cosa misma» que debe estudiarse con independencia de la Historia, la persona o la sociedad, es decir, la puesta entre paréntesis de los conocimientos previos (el cogito) que se tuviese acerca de tal objeto, reduciendo éste a un «fenómeno puro» (epoché).

– «Reducción eidética», basada en la aprehensión de la «esencia pura» o eidos de un objeto que existe con independencia de tal conciencia: «Un objeto individual presenta ciertas determinaciones objetivas que constituyen su esencia» (Escudero, 2011, p. 21-22).

– «Reducción trascendental». En Investigaciones lógicas (1900), Husserl clasifica al acto cognoscible de la esencia como «noesis» (el pensamiento) y a la esencia proyectada sobre la conciencia, como «noema» (lo pensado). Esta correlación noesis-noema es reducida a la «conciencia pura» cuando el noema es proyectado sobre tal conciencia, dándose lo que denominan los fenomenólogos como «trascendencia fenomenológica».

2. Sin embargo, desde el Materialismo filosófico estos tres momentos fenomenológicos ofrecen una serie de problemáticas que deben plantearse:

En primer lugar, y en lo que respecta a la Reducción gnoseológica, desde la Teoría del cierre categorial (1993) se sitúa a la Fenomenología dentro de la familia gnoseológica del Descripcionismo; una perspectiva que deja de lado o ignora los componentes constructivistas de las ciencias, de suerte que, «aun cuando lo que se describiese mediante tales metodologías […] fueran las “cosas mismas”, habría que tener presente que estas “cosas mismas” o hechos positivos eran ya, a su vez, “construcciones”, es decir, “cosas puestas”» (Bueno, TCC, vol. 4, p. 127). Este prisma constructivista, desarrollado en el Circularismo gnoseológico del Materialismo filosófico (donde materia y forma interactúan diaméricamente), distingue entre cierre formal y cierre categorial, a diferencia de las propuestas fenomenológicas: «el cierre de las ciencias […] que Husserl sugiere una y otra vez no es un cierre categorial (material), sino un cierre formal» (Bueno, TCC, vol. 4, pp. 95-96).

La crítica a la etapa de la Reducción eidética puede observarse en El Ego trascendental (2016), donde Bueno explica que en ella todos los contenidos del Universo, en cuanto fenómenos, son absorbidos como contenidos de un Ego absoluto en el cual se mantienen como esencias intemporales e inespaciales: «se diría que Husserl en el proceso de recurrencia reflexiva indefinida hacia el ego […] se encontrará “apresado” por un “automatismo de recurrencia”» (Bueno, 2016, 284).

Finalmente, este automatismo, que conduce a un «Ego trascendental vacío y estéril» (Reducción trascendental) nos remite a la idea de noema como resultado de una esencia proyectada sobre la metafísica idea de «conciencia pura»:

«Los fenómenos apotéticos […] no se constituirán (según la «metáfora idealista») como proyecciones de formas a priori o Gestalten de un sujeto, ni tampoco podrán suponerse dados […] como sustancias que envían sus reflejos (eidola) hacia el sujeto cognoscente. Los fenómenos apotéticos son, por un lado, resultados de una acción reiterada […] que está determinando a los sujetos [y, por otro lado,] resultados de una kenosis que, a través de los filtros sensoriales, será capaz de abrir esos espacios aparentes, gracias a los cuales las operaciones son posibles.» (Bueno, TCC, vol. 3, pp. 102-103)

3. El Materialismo filosófico, a partir de estas críticas hacia las ideas metafísicas de la Fenomenología, aprecia, no obstante, los fulcros de verdad del sistema husserliano, reconstruyendo las nociones de noema y noesis desde la idea de Noetología. Este neologismo acuñado por Gustavo Bueno, constituye una «vuelta del revés» de Husserl, tal y como explica el propio filósofo:

«No se trataba de un camino que, desde la subjetividad condujese a la posibilidad de lo que entonces se llamaba (Jaspers, Merleau-Ponty, &c.) el «salto hacia la trascendencia objetiva» (no necesariamente teológica). Se trataba de partir ya de esa «trascendencia noemática» [la racionalidad de las instituciones], como algo dado, a fin de explorar hasta qué punto ella nos ofrecía la posibilidad de penetrar en la subjetividad; lo que equivalía a presuponer que la subjetividad, lejos de constituir un recinto inmanente, sustantivo y originario, nos era ya dada desde contenidos objetivos.» (Bueno, 2002, p. 3)

Vicente Chuliá Ramiro

→ Husserl  ❦  Noesis  ❦  Noema  ❦  Descripcionismo  ❦  Circularismo  ❦  Noetología

Bibliografía recomendada:

Escudero, Jesús. (2011). «La intencionalidad como estructura fundamental de la conciencia», en La de idea de la fenomenología. Barcelona: Herder.

Bueno, Gustavo. (1993). Teoría del cierre categorial, vol. 3-4. Oviedo: Pentalfa.

(2002). «Noetología y Gnoseología (haciendo memoria de unas palabras)», El Catoblepas (1):3.

(2016). El Ego trascendental, Oviedo: Pentalfa.

Husserl, Edmund (1976). Investigaciones lógicas. Madrid: Biblioteca de la Revista de Occidente.

(1996). Meditaciones cartesianas. Traducido por José Gaos y Miguel García-Baro. México: Fondo de Cultura Económica.

(2002). Lecciones de Fenomenología de la Conciencia Interna del Tiempo. Traducido por Agustín Serrano de Haro. Madrid: Trotta.

(2012). La idea de fenomenología. Traducido por Jesús Adrián Escudero. Barcelona: Herder.